martes, septiembre 19, 2006

Paloma



Mi vida fuimos a volar
con un solo paracaídas
uno sólo va aquedar
volando a la deriva
vivir así no es vivír
esperando y esperando
porque vivir es jugar
y yo quiero seguir jugando
le dije a mi corazón
sin gloria pero sin pena
no cometas el crimen, varón
si no vas a cumplir la condena
quiero vivir dos veces
para poder olvidarte
quiero llevarte conmigo
y no voy a ninguna parte
no te preocupes, Paloma
hoy no estoy adentro mío
tu amor es mi enfermedad
soy un envase vacío
no te preocupes Paloma
no hay pájaros en el nido
dos ilusiones se irán a volar
pero otras dos han venido
si me olvido de vivir
colgado de sentimientos
voy a vivir para repetir otra vez
este momento
te bajaría del cielo, mujer
la luna hasta tu cama
porque es muy poco de amor
sólo una vez por semana
puse precio a mi libertad
y nadie quiso pagarlo
te cambio tu corazón por el mío
para mirarla y mirarla
...de gloria, mujer
quiero un pedazo de cielo
para invitarte a dormir
en la cama o en el suelo
un sacrificio ritual bién o mal
yo quiero hacerle a mi estrella
sin principio ni final
no quiero vivir sin ella


Para ti

1 comentario:

Pab dijo...

Pour des jours mélancoliques

Se llamaba Soledad y estaba sola
como un puerto maltratado por las olas,
coleccionaba mariposas tristes,
direcciones de calles que no existen.
Pero tuvo el antojo de jugar
a hacer conmigo una excepción
y, primero, nos fuimos a bailar
y, en mitad de un “te quiero” me olvidó.
De Esperanza no tenía más que el nombre
la que no esperaba nada de los hombres,
coleccionaba amores desgraciados,
soldaditos de plomo mutilados.
Pero quiso una noche comprobar
para qué sirve un corazón
y prendió un cigarrillo y otro más
como toda esperanza se esfumó.
Por eso, cuando el tiempo hace resumen
y los sueños parecen pesadillas,
regresa aquel perfume
de fotos amarillas.
Y, aunque sé que no era
las más guapa del mundo… juro que era
más guapa que cualquiera.
Se llamaba Inmaculada aquella puta
que curaba el sarampión de los reclutas,
coleccionaba nubes de verano,
velos de tul roídos por gusanos.
Pero quiso quererse enamorar
como una rubia del montón
y que yo la sacara de la
“calle de los besos sin amor”
Y, mil años después, cuando otros gatos
desordenan mis noches de locura,
evoco aquellos ratos
de torpes calenturas.
Y, aunque sé que no era
la más guapa del mundo, juro que era
más guapa, más guapa que cualquiera.


Te echo de menos