"Ganas de abrazarte (...) ganas de tocar tu perfume, tu distancia"

"Marisa solía decir que la que se enamora del movimiento de una mano está irremisiblemente perdida, que no hay razonamiento que la pueda proteger, que siempre amará al dueño de esa mano, aunque le haga el mayor de los daños"

Lourdes Oñederra.- Y la serpiente dijo a la mujer



El instante en que su mano rozó la tuya, en que sus dedos se posaron en tus labios,
en que sentiste su aliento en el cuello, en que tu boca besó la suya,
y la respiración acelerada y el corazón desbocado,
y tus ojos buscando los suyos.
Necesito mirarte a los ojos, mirarte y perderme.
Clavar mis pupilas en tus ojos, penetrar en ellos y quedarme, quedarme para siempre.
Y encontrar su boca, su saliva, su lengua, sus labios.
Como el recién nacido busca el pecho de su madre.
Instintivo, algo instintivo. Busca ese alimento para vivir, para nutrir su pequeño cuerpo.
Mientras, el enamorado busca las manos, la boca, los ojos, los dedos, la piel...
para nutrir su alma, para alimentar sus sueños,
para vivir en la persona amada.



Yo recorriendo mis sitios con la escoba
Yo reprimiendo las ganas de llorar
si inteligente consiste en dependiente
si deprimente significa normal
Yo regalaba mis fines de semana
Yo me gastaba todo en sonreir
Y aunque miraba mucho, nunca llegué a entender las cosas

Iván Ferreiro.- El viaje de Chihiro


Imagen: Pab