miércoles, junio 21, 2006

Romeo y Julieta III



Señora de Capuleto- Buenas noches, hija. Vete a descansar, que falta te hace (Vase).

Julieta- ¡Adios! ¡Quién sabe si volveremos a vernos! Un miedo helado corre por mis venas y casi apaga en mí el aliento vital. ¿Les diré que vuelvan? Ama... Pero ¿a qué llamarla? Yo sola debo representar esta tragedia. Ven a mis manos, ampolla. Y si este licor no produjese su efecto, ¿tendría yo que ser esposa del conde? No, no, jamás; tú sabrás impedirlo. Aquí, aquí le tengo guardado (Señalando el puñal) ¿Y si este licor fuera un veneno preparado por el fraile para matarme y eludir su responsabilidad por haberme casado con Romeo? Pero mi temor es vano. ¡Si dicen que es un santo! ¡Lejos de mí tan ruínes pensamientos! ¿Y si me despierto encerrada en el ataud antes que vuelva Romeo? ¡Qué horror! En aquel estrecho recinto, sin luz, sin aire..., me voy a ahogar antes que él llegue. Y la espantosa imagen de la muerte..., y la noche..., y el horror del sitio..., la tumba de mis mayores..., aquellos huesos amontonados por tantos siglos..., el cuerpo de Teobaldo que está en putrefacción muy cerca de allí..., los espíritus que, según dicen, interrumpen..., de noche, el silencio de aquella soledad... ¡Ay, Dios mío! ¿No será fácil que al despertarme, respirando aquellos miasmas, oyendo aquellos lúgubres gemidos que suelen entorpecer a los mortales, aquellos gritos semejantes a las quejas de la mandrágora cuando se la arranca del suelo...; no es fácil que yo pierda la razón y empiece a jugar en mi locura con los huesos de mis antepasados o a despojar de su velo funeral el cadáver de Teobaldo, o a machacarme el cráneo con los pedazos del esqueleto de algunos de mis ilustres mayores? Ved... Es la sombra de mi primo que viene con el acero desnudo, buscando a su matador Romeo. ¡Detente, Teobaldo! ¡A la salud de Romeo! (Bebe).
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Ama- ¡Día aciago!

Señora de Capuleto- ¿Qué sucede?

Ama- Ved, ved. ¡Aciago día!

Señora de Capuleto- ¡Dios mío, Dios mío! ¡Pobre niña! ¡Vida mía! Abre los ojos o déjame morir contigo. ¡Favor, favor! (Entra Capuleto)

Capuleto- ¿No os da vergüenza? Ya debía haber salido Julieta. Su novio la está esperando.

Ama- ¡Si está muerta! ¡Aciago día!




Romeo- Si hemos de confiar en un dulce y agradable sueño, alguna gran felicidad me espera. Desde la aurora, pensamientos de dicha agitan mi corazón, rey de mi pecho, y como que me dan alas para huir de la tierra. Soñé con mi esposa y que me encontraba muerto. ¡Raro fenómeno que piense un cadáver! Pero con sus besos me dio tal vida que al despertar no me hubiera trocado por un emperador. ¡Oh cuán dulces serán las realidades del amor, cuando tanto lo son las sombras! (Entra Baltasar) ¿Traes alguna nueva de Verona? ¿Te ha dado Fray Lorenzo alguna carta para mí? ¿Cómo está mi padre? ¿Y Julieta? Nada malo puede sucederme si ella está buena.

Baltasar- Pues ya nada malo puede sucederte, porque su cuerpo reposa en el sepulcro y su alma está con los ángeles. Yace en el panteón de su familia. Y perdonadme que tan pronto haya venido a traeros tan mala noticia, pero vos mismo, señor, me encargasteis que os avisara de todo.

Quién te hubiera quitao´ la pena

2 comentarios:

Gus dijo...

Romeo y Julieta. Una tragedia. Que esperabas?

Pab dijo...

Tragedia que va marcando los tiempos, ahora solo queda tomar la decisión final: Descerrajamos tiro en la sien o nos concedemos el indulto?