jueves, junio 22, 2006

Niña de ojos tristes (2ª parte)

Me sorprendió. He de reconocer que me quedé petrificada al escucharla preguntar.
No había vuelto, ella lo sabía, pero aún albergaba la esperanza de reencontrarse con él.
Me miró fijamente, esperando respuesta. Yo bajé la cabeza, no lograba articular palabra.
Al rato le pregunté si le apetecía comer algo, afirmó con la cabeza y ambas nos dirigimos a la cocina. Le preparé un sandwich y le serví un vaso de zumo. Tardó una eternidad en comérselo: jugaba con las miguitas, miraba fijamente el plato, doblaba una y otra vez la servilleta...
El silencio se estaba haciendo incómodo hasta que lo rompió ella misma tarareando una canción en voz muy baja.
La dejé sola. No sabía qué decirle. Ella necesitaba escuchar algo de mí pero yo no tenía respuesta a sus preguntas.

Y vimos amanecer. Se sentó en el suelo frente al ventanal. La claridad iba impregnando el cielo, la ciudad estaba despertando.
La miré de reojo, de sus ojos volvían a brotar cientos de lágrimas, lágrimas silenciosas que caían sobre su pantalón.

Giró la cabeza hacia el sillón donde me encontraba acurrucada y me dijo:
-¿Sabes? El amanecer era en la playa, pero no se llegó a cumplir... Voy a descansar un rato.


Sonreí, le dí un abrazo y la acompañé a la habitación. Nos tumbamos en la cama, mirando al techo, y antes de que se durmiese acerté a decirle:
- Quizá él también estaba viendo amanecer.
- Quizá, respondió.


Y a los pocos segundos añadió:
- Me gustaría volver a amanecer entre sus brazos.

1 comentario:

Pab dijo...

Mañana ya no habrá tiempo para arrepentirse